España cuenta con un sistema de precios de referencia para los medicamentos, heredero de las políticas para contener el gasto farmacéutico, que sitúa el coste de las medicinas entre los más baratos de Europa. Muchas fuentes del sector apuntan “a estos precios” como otra de las causas que subyacen bajo el problema. Aunque todos los actores niegan que pueda afirmarse que los laboratorios prefieren vender a países con precios más caros antes que en España. “En un sector tan regulado, donde las empresas están obligadas a cumplir con sus compromisos con el Gobierno en un mercado tan importante como España, no cabe esa posibilidad”, afirma Farmaindustria. Fuentes del sector que piden el anonimato comparten esta visión, pero admiten que “los incentivos de los laboratorios a la hora de hacer sus planificaciones sí pueden verse influenciados por el sistema de precios”.

Tampoco los mayoristas incurren en esta práctica, según afirma el propio sector. Las exportaciones paralelas, por la que estos distribuidores pueden vender legalmente a terceros países (con precios más altos) medicamentos en principio destinados al mercado español, fueron años atrás un motivo de controversia. “Eso ya no ocurre”, afirma Miguel Valdés, director general de Fedifar, la asociación que agrupa a los mayoristas que comercializan el 97% de los fármacos en España. “España ha pasado a ser uno de los principales exportadores por este concepto a ser una práctica casi residual”, relata Valdés. Este atribuye la reducción a los acuerdos “alcanzados a los que llegaron hace más de una década laboratorios y mayoristas para desincentivarlo”.

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